DESEOS 2014: AMOR, DESCUBRIMIENTO, IMAGINACIÓN
Que
ames el amor y seas el amor mismo y el amor sea en ti: una llama que tiembla de
ternura y belleza, una llama que es la vida misma. Que tus actos te bendigan y
te abran las puertas oportunas.
Que
cuides a los que tienes y lo que tienes (eso),
no como propiedad sino como algo inapreciable, algo vivo que también te constituye. Que cada
día mires dentro de ti y a tu alrededor y hagas plena conciencia de tus tesoros
amorosos. Que eso sume música, que eso ponga a bailar tu corazón. Que eso sea foco de tu simpatía. Que eso
te forje y te fortalezca. Que puedas nombrar eso y todo lo que contiene sin titubeos (como lo hago yo en este momento). Que esta
conciencia desborde tu ser de gratitud.
Que
ames tu imaginación, como a las flores que brotan en tus sueños y al manantial
que nace en tu memoria. Que te atrevas a bañarte en el aguacero, a dormir en el
jardín, a contemplar el firmamento cuando todos duermen. A llevar la vestimenta
que te apetezca. Que te atrevas a cantar
a pleno pulmón. Que grites de vez en cuando el fuerte grito del nacimiento.
Que
ames tu materialidad, tu desnudez. Que te rías sin miramientos y sin ofensa
ante quienes quieren confinarte en una edad, en una convención, en una idea
fija de ti mismo. Que ante la estrechez muestres la exuberancia de tu persona,
de tu ser; exuberancia incólume en todos y cada uno de tus días.
Que
la de hoy sea tu época. Que tu época esté poblada de incitantes desafíos. Que
tu época preserve sus raíces y sea ilimitada a la vez. Que tu época se
enriquezca con ritmos, solidaridad, conocimiento, sabores, esperanzas, utopías,
afectos y pasiones. Que tú, con tu hacer y tu pensar, enriquezcas la época de
todos.
Que
poseas sabiduría para discernir lo esencial de lo secundario, lo importante de
lo trivial, el grano de la paja. Y sea el amor brújula en cada uno de tus días,
en tu profesión, en tu oficio y en tus relaciones.
Que
te desprendas de cáscaras inútiles. Que dejes atrás esquemas o programas que te
lastran. Que tomes como un emblema DESCUBRIR. Que
laves tus ojos para mirar una luz nunca vista, un sentimiento nunca conocido,
una fe nutritiva.
Que andes con suficiente ligereza como para
percibir el perfume sutil que emana de cada lugar, de cada vínculo. Que andes
con suficiente atención para sentir el dolor de los otros, las necesidades de
los otros, el sentir de los otros. Que tu alma revele su más fino don en tu
capacidad de compasión, de compartición, de solidaridad.
Que
tu memoria se bañe en el ahora y sea para vivificar el ahora. Que el ahora sea
un río navegable. Río con remolinos y serpenteos que atraviesa cañones y
siempre encuentra la claridad del cielo, los valles de fresca hierba. Un río
que tanto regresa hacia su fuente como desemboca en el océano de todos. Río-Océano:
profundidad y extensión, movimiento y gravidez; el exhalar y el aspirar. Río-Océano de enlaces, de viajes, de fruición,
de contactos.
Que
vivas porque sí, que fundes porque sí, que seas porque sí, como los sueños y
los procesos espontáneos de la vida.
Que
aceptes tus miedos como amigos. Que aceptes tus problemas como amigos. Que
aceptes la tristeza como amiga. Que aceptes tu pasado como consejero, como
estímulo, como realidad. La vida abarca, la vida resuelve, la vida es el
absoluto milagro, la vida renace, la vida te acaricia y te moldea. La vida te
sacude y te copa de armonía. La vida es indescriptible. La vida es el amor
perpetuo. La sinfonía floreciente.
Que
las aves de rapiña no te impidan ver las aves del paraíso. Que el avestruz no
oculte al colibrí. Que la codicia de muchos no te impida apreciar la sed de
justicia de muchos.
Que
veas en tu cuerpo tu alma y en tu alma tu cuerpo, y en cuerpo y alma, el
universo. Que cuides tu cuerpo con el amor que se profesa a la expresión más delicada
y compleja de la vida. Que en tu cuerpo sientas a toda la humanidad pasada, a
toda la humanidad presente, al presente mismo. Tu presencia es el tiempo. Tu
presencia es la verdad. Tus actos te están creando a su semejanza.
Que
en tu soledad vivan las personas, todas las criaturas, todos los astros. Que en
compañía conozcas y palpes tu ser singular. Que al entregarte contactes tus
bordes, tus contornos, tu unicidad. Que al retraerte palpes tu infinitud y al
expandirte hagas conciencia de tu forma concreta y maravillosa.
Que
al recibir multipliques, que al dar te afirmes. Que fluyas con el bien, siendo
el bien. Que fluyas con la creación, siendo creación. Que ames en este instante
a conocidos y extraños. Que les mires y les ame de golpe. Que jamás rehúyas la
eternidad de una mirada. Que mires a los ojos del prójimo, hombre o mujer, sin importar la edad, y te ahondes
confiadamente en sus cifras, pues los ojos son lámparas, son bibliotecas, son
flores de un infinito jardín compartido, son oleaje de un océano compartido,
son puentes entre nuestras realidades.
No hay soledad si nos miramos.
Que
contemples las hojas, cada hoja, el árbol, el bosque, y en ellos leas afinidad.
Que leas en los ojos de los animales el amor que el universo te profesa, el
sentimiento mudo, que es así para poner manifestarlo todo, cederlo todo, a
quien sepa mirar.
Que
te comuniques con Dios. La luz en nosotros. Dios cuya esencia es la verdad, no
el poder; cuyo signo es la libertad, no la dominación. Entre Dios y nosotros no
proceden atajos. Que construyas paso a paso, acto a acto, tu propia idea de
Dios. Que estos pasos y estos actos estén hechos de justicia y amistad, de amor
y humildad, de valor y alegría.
Que
la serenidad perfile los contornos de tu dicha y sea esta el inicio de la
comprensión. Que la serenidad lleve a reposar en ti amor y conocimiento. Que en
ti repose la luz.
Ángela
Hernández Núñez 1ro
de enero 2014