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¿Quién es Ángela Hernández Núñez?

Premio Nacional de Literatura 2016. Nació en Buena Vista Jarabacoa, República Dominicana, 6 de mayo de 1954. Graduada con honores de Ingeniería Química. Narradora y poeta. Apasionada del cine y la fotografía. Textos de su autoría se han traducido al inglés, francés, italiano, islandés, bengalí y noruego. Se incluyen en importantes antologías. Es Premio Cole de novela corta, a la novela Mudanza de los Sentidos, 2001; dos veces premio nacional de cuento. Su libro Alicornio mereció el premio nacional de poesía.

 ÉTICA POLÍTICA

¿Quiénes ganan, quiénes pierden?

El fanatismo tiene muchas caras y todas ellas portan peligrosos deslumbramientos, resbalones de la moral y la ética, incluso de las creencias, hacia fosos profundos.

Ángela​ Hernández

Por Ángela​ Hernández

¿Quiénes son los ganadores cuando el gasto militar se agiganta? ¿Quiénes se cebarán de una nueva carrera por la supremacía armamentística? 100 empresas de armas y servicios militares del mundo facturaron 592,000 millones de dólares en 2021, lo que supone un aumento del 1,9 % respecto a 2020. Este dato ofrecido por el SIPRI es de finales del 2022. ¿A cuánto ascenderá en los próximos meses gracias a la guerra entre Israel y Hamas, a la guerra en Yemen y a otras zonas con situaciones volátiles? ¿Hasta dónde llegaremos?

¿Cuáles son esas empresas y de dónde proceden? De la lista de 100, 40 son de Estados Unidos. En 2021 facturaron 299,000 millones de dólares.  China avanza en la carrera: “Las ventas de armas combinadas de las 21 empresas de Asia y Oceanía incluidas en la lista Top 100 alcanzaron los 136,000 millones de dólares en 2021, un 5,8 % más que en 2020. Las ocho empresas de armas chinas incluidas en la lista tuvieron unas ventas totales de 109,000 millones de dólares, lo que supone un aumento del 6,3 %. en 2021”[1].

¿Quiénes suelen ser los que pierden? Los más pobres, los debilitados por sistemas tiránicos, las niñas, niños, mujeres, la población sin armas y sin socorro efectivo, la obligada a huir o perecer. En Siria, en 2022, las víctimas fatales del conflicto bélico superaron la cifra de 300,000. Los muertos a partir del inicio de esta guerra suman más de 600,000. Los desterrados, desplazados, refugiados ascienden a muchos millones. Hoy se ven pocos titulares sobre ese desastre. Después nos enfocamos en Ucrania. Ahora en la franja de Gaza. ¿Es la guerra también un negocio mediático?

La sabiduría popular y sentencias antiguas sintetizan el carácter y las consecuencias de la guerra. “Quien a hierro mata a hierro muere”. “Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras” (Cicerón).  “La guerra es asesinato organizado y tortura contra nuestros hermanos”. (Alfred Adler). “La primera víctima de la guerra es la verdad” (Esquilo).

En la guerra los que vencen llevan en su corazón, en su conciencia, una ominosa carga hasta el fin de sus días. Fardo y camino que, en la mayoría de los casos, nunca eligieron. Ni siquiera fueron fanáticos o portadores de ideas incendiarias. Fueron arreados. O hechizados por arengas, como el personaje de Viaje al fin de la noche, en la novela de Ferdinand Céline, escrita después de haber perdido buena parte del cerebro en la guerra, a la que fue como un mozo ilusionado y de la que escapó empavorecido, dispuesto a la cobardía, a la mentira y a la deserción con tal de huir de ese infierno.

Generar odio, humillar, aplastar, es sembrar vientos. La cosecha de tempestad no se hará esperar. Lo penoso es que afectará a muchos que se opusieron a esa siembra. La ceguera febril, en estos casos, se torna contagiosa. La extraña dialéctica de las confrontaciones hace pensar en que muchas veces se pierde ganando, otras se gana perdiendo. Algo ya expresado por Lao Tse más de dos milenios atrás. Algo que, en realidad, todos hemos comprobado alguna vez.

El fanatismo tiene muchas caras y todas ellas portan peligrosos deslumbramientos, resbalones de la moral y la ética, incluso de las creencias, hacia fosos profundos. E, irremediablemente, pérdida de sensibilidad, de esa que nos hace humanos.

Es oportuno recordar la muy difundida aserción de Voltaire al respecto: “El fanatismo es a la superstición lo que el delirio es a la fiebre, lo que la rabia es a la cólera. El que tiene éxtasis, visiones, el que toma los sueños por realidades y sus imaginaciones por profecías es un fanático novicio de grandes esperanzas; podrá pronto llegar a matar por el amor de Dios”.

Concluyo estas notas con un fragmento del poema “Guerra”, de Miguel Hernández, víctima, como García Lorca y muchos otros poetas de la maldad que incuban los procesos bélicos y la ojeriza hacia las mentes libres:

Alarga la llama el odio
y el amor cierra las puertas.
Voces como lanzas vibran,
voces como bayonetas.
Bocas como puños vienen,
puños como cascos llegan.
Pechos como muros roncos,
piernas como patas recias.
El corazón se revuelve,
se atorbellina, revienta.
Arroja contra los ojos
súbitas espumas negras.

La sangre enarbola el cuerpo,
precipita la cabeza
y busca un hueco, una herida
por donde lanzarse afuera.
La sangre recorre el mundo
enjaulada, insatisfecha.
Las flores se desvanecen
devoradas por la hierba.
Ansias de matar invaden
el fondo de la azucena.
Acoplarse con metales
todos los cuerpos anhelan:
desposarse, poseerse
de una terrible manera.

Desaparecer: el ansia
general, creciente, reina.
Un fantasma de estandartes,
una bandera quimérica,
un mito de patrias: una
grave ficción de fronteras.
Músicas exasperadas,
duras como botas, huellan
la faz de las esperanzas
y de las entrañas tiernas.
Crepita el alma, la ira.
El llanto relampaguea.
¿Para qué quiero la luz
si tropiezo con tinieblas?

Pasiones como clarines,
coplas, trompas que aconsejan
devorarse ser a ser,
destruirse, piedra a piedra.
Relinchos. Retumbos. Truenos.
Salivazos. Besos. Ruedas.
Espuelas. Espadas locas
abren una herida inmensa.

Después, el silencio, mudo
de algodón, blanco de vendas,
cárdeno de cirugía,
mutilado de tristeza.
El silencio. Y el laurel
en un rincón de osamentas.
Y un tambor enamorado,
como un vientre tenso, suena
detrás del innumerable
muerto que jamás se aleja.

[1] “Crecen las ventas de armas de las empresas de la lista top 100 de SIPRI a pesar de los contratiempos en la cadena de suministro”. Instituto Internacional sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI), 5 de diciembre 2023. https://www.sipri.org/sites/default/files/2022-12/2022_sipri_top_100_pr_sp.pdf


https://acento.com.do/opinion/quienes-ganan-quienes-pierden-9270627.htmlQuiénes ganan, quiénes pierden https://acento.com.do/opinion/quienes-ganan-quienes-pierden-9270627.html

 


Toda arma tiene la forma del miedo

La acumulación de artefactos destructivos, en los que se han invertido exorbitantes recursos, incita a la guerra. Es un factor palmario. Nadie apetece poseer cosas sin utilidad. Si esa utilidad no está a la vista, se busca generarla.

Ángela​ Hernández

Por Ángela​ Hernández

Si fuésemos lúcidos y sensibles, como presumimos, si portáramos un ápice de sentido de justicia, advertiríamos la aberración que conlleva el destinar 2,24 billones de dólares para gasto militar en solo un año, 2022, en el mundo. Y para colmo, todo apunta, a ojos vistas, a un aceleramiento en el aumento de los presupuestos militares.

En nuestro hogar compartido, hay 12,700 ojivas con cabezas nucleares, en manos de nueve países. Estados Unidos y Rusia concentran el 90% de estas armas, cuya capacidad destructiva es suficiente para arrasar con humanos, animales y plantas en la Tierra, único lugar del Cosmos donde existe vida, hasta donde se sabe. Los arsenales se modernizan en lugar de desmantelarse, como aconseja el buen juicio y establecen convenios internacionales que son violados sin consecuencias para los infractores. Como si todo esto fuera poco para persuadirnos  de la vulnerabilidad en que nos sumen las manías bélica, la paranoia atizada con intención y la codicia, están los arsenales de armas químicas y biológicas. Para encender más la alarma, nos arropan noticias turbadoras:  a través de inteligencia artificial y edición de ADN, al alcance de cualquier sicópata con acceso a tecnología, se pueden fabricar con sorprendente facilidad innumerables moléculas letales y manipular y alterar la biología de un animal, una planta o un humano…

Según un equipo de expertos, citados por la BBC[1], la especie tiene buenas probabilidades de sobrevivir a guerras, hambrunas, epidemias, inundaciones, terremotos, depredadores, como se ha demostrado en el pasado. Aún la posibilidad de aniquilamiento por el impacto de un asteroide es casi insignificante. Sin embargo, hoy prenden las dudas sobre la capacidad de los humanos para controlar azarosas consecuencias de sus propias creaciones. Preocupan las contingencias para las que no estamos advertidos, el desencadenamiento de eventos negativos producto de un error que, hasta no ocurrir, fue impensable. Dilemas éticos sin precedentes en cuanto a magnitud e implicaciones para la civilización están a la orden del día. Algunos tenderán a agigantarse hasta confundirnos con su densa sombra. "Este es el primer siglo en la historia del mundo en el que el más grande riesgo viene de la humanidad", señala para la BBC el astrofísico británico Martin Rees.

El crecimiento del gasto militar en el mundo es escandaloso. No ha  dejado de aumentar de manera sucesiva durante los últimos siete años. En documento publicado en abril del año en curso por el Instituto Internacional sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI), se informa: “El gasto militar mundial total aumentó un 3,7% en términos reales en 2022, hasta alcanzar un nuevo máximo de 2,24 billones de dólares. El gasto militar en Europa experimentó su mayor incremento interanual en al menos 30 años”[2].

Estados Unidos sigue siendo el país que encabeza esa carrera cuya meta es peligrosamente brumosa. El gasto militar estadounidense alcanzó los 877,000 millones de dólares en 2022, lo que supone el 39% del gasto militar mundial total y tres veces más que la cantidad gastada por China, el segundo país con mayor gasto del mundo. La distribución del aumento refleja un mundo multipolar, donde la inseguridad y el miedo están a la orden del día. Países en los que millones sobreviven en dura pobreza invierten en armamentos lo que debería dirigirse a eliminar el hambre, la insalubridad, la vulnerabilidad. En 2022, el gasto militar de la India, de 81,400 millones de dólares, fue el cuarto más alto del mundo. Supuso un 6 % más que en 2021. El de Etiopía aumentó un 88%, hasta alcanzar los 1,000 millones de dólares.

La invasión de Rusia a Ucrania y la guerra que allí se libra, con indirecto y fuerte involucramiento de la OTAN, han sido un detonante de esta alocada competencia por posesión de armas cuyo poder destructivo también se incrementa. En Europa Central y Occidental, el gasto militar vuelve a los niveles de la Guerra Fría. En 2022, ascendió a 345,000 millones de dólares, se hace constar en el mencionado documento del SIPRI.

Las armas se fabrican para matar y destruir. Los daños a gran escala son su “virtud”. El almacenamiento de armas es incómodo. La acumulación de artefactos destructivos en los que se han invertido exorbitantes recursos, incita a la guerra. Es un factor palmario. Nadie apetece poseer cosas sin utilidad. Si esa utilidad no está a la vista, se busca generarla. Conflictos religiosos, económicos, fronterizos, políticos, históricos y en torno a identidades abundan; espolearlos, potenciarlos hasta que estallen no es nada difícil. Quiénes mueven los hilos y las motivaciones últimas es algo difuso, pese a la sobreinformación a que estamos sometidos, la cual a menudo nos aleja de la verdad de un modo caprichoso.

[1]“Cómo se va a extinguir la humanidad”, BBC Mundo. 25 abril 2013.

[2] “El gasto militar mundial alcanza un nuevo récord con el aumento del gasto europeo”, Instituto Internacional sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI)abril 2023. https://www.sipri.org/sites/default/files/MILEX%20Press%20Release%20ESP.pdf


https://acento.com.do/opinion/toda-arma-tiene-la-forma-del-miedo-9270105.html

 ÉTICA POLÍTICA

La guerra es la peste evitable

Gente que toma decisiones contra toda lógica de supervivencia, que contra el sentido común hunden sus aguijones, hechos de enemistad y venganza, en los cuerpos de inocentes y civiles.

Ángela​ Hernández

Por Ángela​ Hernández

La sola idea de que una cosa cruel pueda ser útil ya es de por sí inmoral. Marco Tulio Cicerón

En la confrontación entre dos potencias malignas, cada una tomará a la contraria como pretexto para adueñarse de las voluntades y justificar todas sus acciones, incluso el genocidio.

Toda guerra es maléfica, apocalíptica, estúpida; incongruencia que comporta una riada de sufrimientos.  Sin embargo, hay conflagraciones que se nos imponen como una abominación. Entonces no queda más remedio que armarse de coraje y batallar por las víctimas, codo a codo con ellas.

La recurrencia de las guerras y conflagraciones hace pensar que la especie humana se desenvuelve en un bucle complejo en el que los choques y la ceguera mental son ineludibles. O que es víctima de un maleficio, un hechizo maldito que la induce a la obnubilación, al crimen, para justificar el cual inventa enrevesados y “racionales” argumentos. Acaso de esto se trate el pecado original.

En estos días me he preguntado: tras la capa de civilización, ¿somos animales territoriales?

De algo estoy segura: a Dios lo enojan todos aquellos que cometen crímenes en su nombre. Bastaría con que todos los que dicen guiarse por la Biblia, o por una parte de esta, cumplieran con el quinto mandamiento, no matar, para que la Tierra fuera increíblemente distinta.  Y si todos nos acogiéramos al primer mandamiento, amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, las sociedades humanas serían otras, incluso si los ateos y agnósticos acatan solo lo de amar al prójimo. Cuánta inteligencia, cuántas energías se reencauzarían para bien del individuo, la familia y la colectividad.

Imaginemos que los ingentes presupuestos para armamentos y arsenales se derivan a recobrar los suelos, las selvas, los corales y los ríos del planeta; imaginemos que esas cifras exorbitantes de recursos se emplean en escuelas, bibliotecas, investigaciones para reemplazo de combustibles fósiles por energía solar, salud preventiva, modelos de gobiernos participativos, protección de la diversidad de la fauna y la flora del planeta. ¿Es imposible?

Cuánto ingenio, cuánto tiempo, cuánta astucia, cuánto tesón han invertido los hombres en aniquilarse los unos y los otros con una pasmosa tozudez. Niños, mujeres, pueblos, culturas enteras, saqueados, arrasados, desangrados, condenados al destierro y a las penurias sin fin, ¿para qué? Las guerras no pueden ser santas ni justas ni necesarias. Visto a través de “la cuenta larga de la historia”, solo las rebeliones contra la esclavitud y las dictaduras merecen simpatía.

Es común el miedo a los que padecen severos trastornos mentales, miedos atávicos, e infundados en la mayoría de los casos, a la demencia. Pero la locura que debería aterrarnos caracteriza a muchos en la cúspide del poder (y a otros con más prejuicios que poder). Gente que toma decisiones contra toda lógica de supervivencia, que contra el sentido común hunden sus aguijones, hechos de enemistad y venganza, en los cuerpos de inocentes y civiles. Aludimos a aquel arrebato  conducente a desmesurar los conflictos entre pueblos, a azuzar y polarizar pasiones, a planificar y gestar guerras, a invadir territorios, a exterminar seres humanos, a devastar patrimonios culturales, a generar hambrunas y supliciar individuos, comunidades, ciudades.

La guerra es la peste evitable https://acento.com.do/opinion/la-guerra-es-la-peste-evitable-9269984.html

 Gioconda Belli y Sergio Ramírez: Premio Pedro Henríquez Ureña 2023 https://acento.com.do/cultura/primordial-y-fascinadora-red-de-lazos-comunicantes-9259382.html


Primordial y fascinadora red de lazos comunicantes

Gioconda Belli y Sergio Ramírez y su relación con la República Dominicana.

Ángela​ Hernández

Por Ángela​ Hernández

Primordial y fascinadora red de lazos comunicantes
Gioconda Belli y Sergio Ramirez, los galardonados con el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, que otorga el ministerio de Cultura de la República Dominicana.

(Palabras en el acto de entrega del Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, entregado a Gioconda Belli y a Sergio Ramírez)

Si pueblos que por prolongados periodos han sido víctimas de violencia y polarización no se han derrumbado se debe, en buena parte, al trabajo de poetas, escritores y artistas, imposible de silenciar o disolver. En medio hostilidades y cerrazón, los libros cobran una misteriosa habilidad para circular sin ser vistos por los censores, habilidad para burlar al odio.

De las muchas maneras de leer la historia de un pueblo o una época la literatura es la menos pretenciosa, la más flexible, participativa porque emana de todo y de todos, la más abierta y apasionante. A lo largo de milenios, ha salvaguardado los frutos de la lucidez, los imaginarios plenos de enigmas, sacralidades y sueños.

Primordial y fascinadora es la red de lazos comunicantes propiciados por la actividad creativa y escritural.  Este momento es oportuno para notarla, con Pedro Henríquez Ureña presidiendo. Resistencia a las servidumbres, el vivificante deslumbramiento que produce la obra humana, la pasión por el conocimiento, el “obstinado amor” a sus pueblos, ideales con sello personal, todo eso, y más, me luce que vincula a Salomé Ureña (1850-1897), Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), Rubén Darío (1867-1916), Sergio Ramírez (1942) y Gioconda Belli (1948). Y a nosotros, aquí y ahora, de algún modesto modo. Veamos.

Hoy es el Día Nacional de la Poesía, fecha del natalicio de Salomé Ureña, la poeta que cambió la educación de las dominicanas, perfiló un programa de progreso para la Patria y asentó principios éticos e intelectuales en su familia.  “Servir fue para ella, como para el poeta griego, la aspiración única”, escribió su hijo Pedro Henríquez Ureña[i], sobre el que ejerció una influencia determinante. “…cuando él todavía no leía lenguas extranjeras, ella [Salomé]  le traducía de varias lenguas y comentaban juntos las lecturas. La casa era realmente una casa de estudio. Toda la familia se dedicó siempre a estudiar[ii]”, contó Camila Henríquez Ureña.

El adolescente que con los años se convertiría en un esclarecido humanista, se sorprendía consultándole sus asuntos a su progenitora, incluso cuando esta ya había fallecido. Tan recóndito era el lazo que los unía.

De la poeta madre, pasemos al poeta que despierta una excepcional admiración en Pedro Henríquez Ureña. “Al morir Rubén Darío, —escribió PHU en 1916— pierde la lengua castellana su mayor poeta de hoy, en valor absoluto y en significación histórica”. “… Ninguno, desde la época de Góngora y Quevedo, ejerció influencia comparable, en poder de renovación, a la de Darío”[iii].

Ahora, una vez más, Nicaragua y República Dominicana se enlazan y celebran sus letras trascendentes, al entregar el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña a Sergio Ramírez y Gioconda Belli, cuyas obras y trayectorias son motivos de orgullo no solo para su patria, sino para toda América Latina.

Hay escritores que una vez conoces una obra suya, no los olvida jamás. Me sucedió, como a muchos dominicanos, con Margarita está linda la mar, 1998, de Sergio Ramírez. Una vuelta a Rubén Darío redivivo, un relato de justicia poética.

Sergio Ramírez

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SANTO DOMINGO (REPÚBLICA DOMINICANA), 21/10/2023.- El escritor nicaragüense Sergio Ramírez habla tras recibir el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña 2023, hoy, en Santo Domingo (República Dominicana). El Ministerio de Cultura dominicano otorgó este sábado el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña 2023 a los destacados escritores nicaragüenses Gioconda Belli y Sergio Ramírez, durante una ceremonia realizada en la Biblioteca Nacional de Santo Domingo. EFE/ Orlando Barría

Sergio Ramírez ha vivido con intensidad. Desde muy joven emprendió el camino de la política, a arriesgando su propia vida. Política y escritura convivieron, se rozaron, pactaron, hasta un punto. Pero la vocación es una fuerza imponente. Y en Sergio las letras han sido vocación y devoción; relación vivaz y espléndida con las palabras y las culturas.

Ayudó a derrotar la dictadura. Ayudó a refundar a Nicaragua. Fundó revistas, editoriales, festivales, movimientos; ha obtenido las máximas distinciones que se otorgan a un escritor de nuestra lengua. Entre ellas, Premio Cervantes 2017. Pero creo que su mayor júbilo es arribar a este ciclo de su vida con la dignidad y la satisfacción de ser un humano íntegro, crítico, cálido, activo, merecedor de figurar junto a Rubén Darío en cualquier aula, en cualquier espacio.

Ya no está en las lides políticas convencionales, pero sigue siendo un hombre comprometido con la libertad, que ama su gente y cifra en la educación la única posibilidad de cambiar el mundo para bien. Sigue siendo, un escritor comprometido con la literatura.

Gioconda Belli

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SANTO DOMINGO (REPÚBLICA DOMINICANA), 21/10/2023.- La escritora nicaragüense Gioconda Belli habla tras recibir el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña 2023, hoy, en Santo Domingo (República Dominicana). El Ministerio de Cultura dominicano otorgó este sábado el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña 2023 a los destacados escritores nicaragüenses Gioconda Belli y Sergio Ramírez, durante una ceremonia realizada en la Biblioteca Nacional de Santo Domingo. EFE/ Orlando Barría

Con la publicación del poemario Línea de fuego, ganador del Premio Casa de las Américas en 1978, la joven mujer Gioconda Belli, libertaria, insumisa, con un aliento poético y una fuerza lúdica y genuina que seducía a los lectores, mujeres y hombres, del continente y más allá.  Gioconda es maestra en el arte de potenciar con poesía la prosa. Por ejemplo, en El infinito en la palma de la mano mostró cuán bella puede ser la audacia poética. Desplegó en sus páginas un fino erotismo, una original mirada al Génesis, una recreación de Ada, Eva y el paraíso en un relato donde destellan las palabras “como si fueran pronunciadas por primera vez”, dentro de  un híbrido orden celestial terrenal. Esta novela, se podría decir, es sobre el asombro primigenio, la recia alegría de vivir, de experimentar, de sentir, aún sea en un mar de perplejidades y contingencias. No por casualidad, esta obra mereció dos prestigiosos premios: Biblioteca Breve de Seix Barral y Sor Juana Inés de la Cruz de la FIL, Guadalajara. La obra narrativa de nuestra valerosa y brillante autora no ha cesado de desafiar límites y de llegar a nuevos públicos.

Por último, son de admirar en Gioconda el goce de ser mujer de letras, mujer de palabra, de ser mujer a secas, causando la sutilísima impresión de haber encontrado el secreto de la esperanza. Ese modo de ser “humana y libre” con el que soñó Rosario Castellano.  “Nunca estoy sola —escribe— / me habita la marea incesante de un mar imaginario / una corriente de días imborrables / una vida vivida sin descanso”.

Sergio, Gioconda, nuestra casa, nuestro país, es también su casa. ¡Enhorabuena! ¡Salud!

Ángela Hernández Núñez

21 de octubre 2023

 

[i] [i] Pedro Henríquez Ureña, “Salomé Ureña de Henríquez”, en Poesía y Teatro, volumen I, colección Pensamiento dominicano, Banreservas y Sociedad dominicana de bibliófilos, Santo Domingo, 2008, pág. 409.

[ii] Boletín del Departamento de Lengua y Literatura Hispánica. Escuela de Letras y Periodismo, Universidad de La Habana, número especial de 1970, reproducido en “ESTUDIOS Y CONFERENCIAS”, Ed. Letras Cubanas. L.H., 1882

[iii] “Rubén Darío”. Publicado originalmente en Las Novedades, 17 de febrero de 1916. Incluido en Pedro Henríquez Ureña Obras completas, tomo 5, II,  pp. 384-385. Editora Nacional, Santo Domingo, 2013. Miguel D. Mena compilador/editor.

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La cualidad de la nostalgia

Cuento de Ángela Hernández Núñez

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