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¿Quién es Ángela Hernández Núñez?

Premio Nacional de Literatura 2016. Nació en Buena Vista Jarabacoa, República Dominicana, 6 de mayo de 1954. Graduada con honores de Ingeniería Química. Narradora y poeta. Apasionada del cine y la fotografía. Textos de su autoría se han traducido al inglés, francés, italiano, islandés, bengalí y noruego. Se incluyen en importantes antologías. Es Premio Cole de novela corta, a la novela Mudanza de los Sentidos, 2001; dos veces premio nacional de cuento. Su libro Alicornio mereció el premio nacional de poesía.

 

Poesía contemporánea en español: Ángela Hernández Núñez



En esta nueva entrega de Poesía contemporánea en español, presentamos a Ángela Hernández Nuñez (Buena Vista, República Dominicana, 1954). En 2016, fue distinguida con el Premio Nacional de Literatura, el máximo galardón de las letras dominicanas. Graduada con honores en Ingeniería Química. Narradora, poeta, apasionada de la fotografía y el cine. Cuentos y poemas suyos figuran en más de un centenar de antologías locales e internacionales. Textos de su autoría se han traducido al italiano, inglés, francés, islandés, bengalí, noruego y portugués. En 2004, logró el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña con el libro Alicornio. En 2011 fue galardonada con el Caonabo de Oro, otorgado por la Asociación de Periodistas y Escritores. Es miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua. Desde muy joven se ha destacado en la defensa de los derechos humanos y civiles, en especial, de las mujeres. Es gestora cultural y enseña escritura creativa.

 

 

 

 

 

 

 

LA MÚSICA DEL PENSAMIENTO

 

A Giordano Bruno y Bruno Schulz

 

Dónde paró ese hombre
tutelar de rebaños feroces

¿Qué perfume del verbo desencarnó su sino?

El Quijote más lúcido
El maldito más puro
Cabalgaba la vida
como ciertas ideas enloquecen de luz

El dolor de sus manos revivía el arroyo
Con su sable de dudas adelgazaba el arte
A diamante nocturno corroía su lágrima

Un instante de seda o lluviosa aventura
cernía sobre sus labios la memoria del mundo

Los senderos de pan se curvaban en voces
que sostenían el aire en picos afilados
por la muerte inaudita de las verdes bandadas

Proteicas sus uñas fondeaban horizontes
En los dardos del tiempo construían regresos
hacia estrellas ocultas en la infancia de todos

Él volcaba en las letras los zigzags de las almas
Y encubría en el hábito embriaguez
quemaduras
un violín de vigilias cifrador de lealtades

Habitaba un sextante en un acantilado
Con sus roncos silbidos
Con sus cónicas fases
Empujaba la dicha
Anillaba el ocaso
Crepitando albedrío
en el mar de la hoguera

Dónde regó ese hombre
certidumbres vividas

¿Qué canto le encerró en su propio infinito?

 

 

 

LA MEDUSA EN EL HIGO

 

Mar oscuro me sueña
transcurrimos en verbo
preguntando al instante de remota placenta
por aquellos que amaron a través de mi carne
por aquellas que ofrecen a través de su sangre
el fruto, los enlaces de los renacimientos
de las reencarnaciones
de lo nuevo y lo único en cada vida nueva
las consistentes formas de la invisible historia
en la que somos núcleo
el borde de los otros
infinitos comienzoshttps://circulodepoesia.com/2023/01/poesia-contemporanea-en-espanol-angela-hernandez-nunez/

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Leona o la fiera Vida (2023)






CHARAMICOS
  (2021)




MUDANZA DE LOS SENTIDOS (2013)




EL PESO DEL ROCÍO  (2013)


 

LITERATURA

No tiene que ser como en Alejandría, pero sí una cautivante biblioteca pública

En la biblioteca pública los ciudadanos ejercen el derecho innegociable al conocimiento, al pensamiento. Es un espacio de verdadero equilibrio, de verdadera democracia.

Por ÁNGELA​ HERNÁNDEZ 

Libros son compañía.

 Libros son compañía.
Libros son compañía.

Quién de nosotros no evoca de cuando en cuando a aquella profesora o profesor que, aparte de lecturas obligadas por el programa, se ocupó en despertarnos el interés por la lectura, el amor a los libros, y lo lograba porque ella o él leían poesía, novelas, cuentos. Su mérito es alto.

Llevo en mi corazón a personas como esas, pues los libros habrían de enhebrar todos los ciclos de mi vida. La lectura no me dejaría perder pie. De ahí mi interés por la existencia de bibliotecas públicas en barrios y municipios. Crear nuevas o fortalecer las contadas que hay. Formar bibliotecarios, mujeres y hombres que sean, antes que nada, animadores de la lectura.

Hablo de pequeñas y activas bibliotecas, bien abastecidas con criterio de calidad, atentas a los requerimientos de los usuarios, que prestan libros para llevar al hogar, tejen firmes vínculos con los centros de enseñanza y la comunidad, crean lectoras y lectores, ofrecen el espacio idóneo para talleres literarios y círculos de lectura, llevan a cabo programas regulares de actividades; en suma, encarnan el corazón de la vida cultural comunitaria. Y, desde luego, son factor clave en la calidad de la educación, en tanto esta conlleva aprender a leer de verdad, aprender a buscar la verdad, aprender a pensar. Todo municipio, todo barrio, toda escuela ha de ostentar con orgullo su biblioteca.

 Lectura es placer
Lectura es placer

Podría afirmarse, sin exagerar, que el número y calidad de las bibliotecas de un país componen uno de los principales indicadores de su adelanto o atraso.

¿Qué significan las bibliotecas para la humanidad? Carl Sagan, el astrofísico creador de la inolvidable serie Cosmos, en su ensayo titulado La biblioteca de Alejandría, lo resume de la siguiente manera: “Cuando nuestros genes no pudieron almacenar toda la información necesaria para la supervivencia, inventamos lentamente el cerebro. Pero luego llegó el momento, hace quizás unos diez mil años, en que necesitamos saber más de lo que podía contener adecuadamente el cerebro. De esto modo aprendimos a acumular enormes cantidades de información fuera de nuestros cuerpos. Según creemos somos la única especie del planeta que ha inventado una memoria comunal que no está almacenada ni en nuestros genes ni en nuestros cerebros. El almacén de esta memoria se llama biblioteca”.

De su importancia, Ray Bradbury, autor de Fahrenheit 451, escribió en 1993: “No todo está perdido. Todavía estamos a tiempo si hacemos [de la educación] una responsabilidad compartida; si nos aseguramos de que cualquier niño en cualquier país pueda disponer de una biblioteca y aprender casi por ósmosis. Entonces las cifras de drogadictos, bandas callejeras, violaciones y asesinatos se reducirán casi a cero”. Palabras que hoy día ostentan la misma vigencia.

Siempre oiremos decir que hay otras prioridades en el país. O la socorrida frase: “Primero hay que comer para después pensar”. Lo cierto es que estos argumentos denotan ignorancia o una visión en exceso parcial sobre las necesidades de los seres humanos. (Martín Barbero, un comunicador colombiano, ha señalado que, tal como está constituido el mundo en el presente, el “no pensar” puede llevar al “no comer”).

Quiero hacer mías las palabras pronunciadas por Federico García Lorca en 1931, en la inauguración de una biblioteca en su pueblo natal: “Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos”.

Una biblioteca pública es ámbito de conocimiento, de formación, de singulares vivencias. Se aloja en un edificio y contiene principalmente libros, pero no es un edificio ni un montón cualquiera de libros. No es un depósito a merced del polvo y el olvido. Es la encarnación del esfuerzo de innumerables generaciones. Su formidable ofrecimiento para las presentes y futuras generaciones. Síntesis del intelecto, la experiencia y las sensaciones, cristalizada en una forma universal de viveza y amor. ¿Es que acaso no nos sentimos acariciados en lo profundo del alma, reivindicados y conmovidos, cuando leemos una obra con la que nos identificamos, aun si su escritura data de dos mil años?

En la biblioteca pública los ciudadanos ejercen el derecho innegociable al conocimiento, al pensamiento. Es un espacio de verdadero equilibrio, de verdadera democracia, que ofrece sus servicios sin importar la raza, sexo, edad, religión, nacionalidad o condición social de las personas. Está abierto a todas. Convoca, suscita interés, anima la lectura. Inventa formas de atraer. Se actualiza, se renueva con colecciones valiosas. Es viva como viva es la lengua.

En República Dominicana se lee poco. Hay unos pocos que leen mucho. Los estudiantes leen poco y mal. Estas cosas se suelen machacar por todos lados. El discurso en torno a esas aseveraciones suele ser tan rotundo como superficial. Hay que ampliar la perspectiva. Ahondar en la historia, en la manera en que nos arropan los cambios. Antes era mejor, se dice, sí, pero para cuántos.  Un punto crítico es el acceso a los libros. Las bibliotecas. ¿Cuántas hay funcionando? ¿Cuántas prestan libros? ¿Cuáles se abastecen de modo regular? ¿Qué ocurrió con los bibliobuses? ¿Por qué las bibliotecas municipales desaparecen o se deterioran entre las polillas y la apatía general? ¿Qué resonancia ha tenido la Ley del Libro y Bibliotecas?

Nos preguntamos: ¿a qué se debe la débil o nula atención a la creación y mantenimiento de bibliotecas públicas y barriales? ¿A las imponentes tecnologías comunicacionales? ¿A la primacía de la imagen? ¿Al libro electrónico? ¿A la afición al teléfono inteligente y a la tableta? No lo creo. Tampoco tengo suficientes respuestas. Lo que sí atisbo con obstinación es un claro oscurecimiento, suerte de vértigo y barullo que aumentan en proporción al cúmulo de informaciones de todo tipo, a resultado de las cuales vivimos una ilusión de saberlo todo, de tener al alcance todo lo por saber. En este contexto, subestimamos nuestros límites y cobra forma la falsa idea de que las bibliotecas digitales y el libro electrónico desplazan las bibliotecas convencionales y el libro físico. Fácil y barato, como el oropel vendido por oro. La realidad es que la facultad de discernimiento se está tornando temblona, fragmentaria. La verdad es que para la mayoría de la población el acceso a las obras literarias sigue siendo pobre. (¿Cuántas familias pueden destinar algo de su presupuesto a la adquisición de libros —con excepción de los obligatorios escolares—?).

Bibliotecas e índices de lectura están relacionados como las ramas de un árbol. Ninguna campaña para promover la lectura se corona con éxito si no se facilita el acceso a los libros, si no hay bibliotecas.

De muchos países América Latina se ha criticado el poseer impresionantes bibliotecas públicas nacionales mientras millares de comunidades están desprovistas de servicios de bibliotecas públicas. Con todo, abundan en algunos lugares fabulosas iniciativas para llevar los libros hasta lugares remotos.

El problema en nuestro país no reside en la apatía de la gente sino en la ausencia de centros bibliotecarios dinámicos, vivos, dotados con el presupuesto necesario, conectados con la comunidad. La multiplicación de tertulias y clubes de lectura —algunos de ellos con un formidable activismo cultural—, integrados principalmente por mujeres, da una pista del interés de la población.

Un propósito de la Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura es mejorar el panorama sobre lo antes expuesto. En el horizonte, dos objetivos enramados: 1ro. acceso público, gratuito y fácil a los libros, a los conocimientos; 2do. generar encantamiento, interés, atracción por la lectura. Dos objetivos que comparten miles, a lo mejor millones, de dominicanos y que entrañan investigación, labor participativa, concertación intersectorial, ardua labor del Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación. Y, lo más importante, que el pueblo, la ciudadanía, los haga suyos, porque esa es la garantía de éxito.

Confío en los sueños compartidos. Hay mucha gente dispuesta a trabajar. Hay muchas ya trabajando, que me superan en entusiasmo, energía y persistencia. Gente de buena voluntad, amante de la vida, sus misterios y desafíos. Están en todas partes. Gente que propone y construye.

Los frutos son la elocuencia de la tierra. Apuesto al modo cotidiano de la utopía.

La participación constructiva y la consolidación de la democracia dependen de una buena educación y de un acceso libre e ilimitado al conocimiento, el pensamiento, la cultura y la información.

UNESCO Manifiesto 1994Bibliotecas públicas en República Dominicanahttps://acento.com.do/cultura/no-tiene-que-ser-como-en-alejandria-pero-si-una-cautivante-biblioteca-publica-9162211.html

 LA GRAMÁTICA FEMENINA DE ÁNGELA HERNÁNDEZhttps://acento.com.do/opinion/la-gramatica-femenina-de-angela-hernandez-8200192.html


DENTRO DEL BOSQUE

La gramática femenina de Ángela Hernández

Por YLONKA NACIDIT PERDOMO 

Ángela Hernández (Jarabacoa, 1954) es, entre las escritoras de la generación de los 80s, la más cómplice en la amistad, narradora del imaginario femenino del Caribe, desmitificadora de los estereotipos y prejuicios que hacen de la mujer pensante una mujer-rara. Su voz es la voz de muchas otras; su voz es una confluencia de voces milenarias que rompen las jerarquías del orden impuesto por el autoritarismo; una voz que subvierte, que no trae otro pretexto que re-construir ese yo-nuestro aprisionado por los conflictos de las identidades de género.

Ángela Hernández es una mujer que nunca tiene las manos vacías; su vida no se puede contar de una manera cronológica ni lineal, porque su arraigo en la existencia de las otras, se ha hecho un paisaje crepuscular al cual vamos al encuentro, sin olvidar que, a veces, huimos como fugitivas haladas por el viento celestial del vacío y del olvido. La gramática femenina de Ángela hace a las “verdades”,  reflexiones; al deseo un telégrafo de un excitante sentir; a la enajenación  evidencia del absoluto; a lo advertido, inquietud; al exilio, extrañeza; al tiempo, una crónica oscilante; a la infancia, una confrontación con el conjunto de lo visible; a la teoría del lenguaje, un pretexto para mirar las edades donde las mujeres nos resistimos a morir como un objeto.

De ahí que, en su abandono total a la escritura, su obra sea fértil con coordenadas en progresión, exploratoria de signos donde lo real –desde una postura contestataria- sea el disenso, la vigilante exaltación de lo onírico como reverso de la oscuridad del claustro, cuando las palabras operan en el inconsciente con enigmas para develar el presente sin idas ni vueltas a las máscaras suicidas de la cotidianidad.

Los manuscritos de Ángela, por sí mismos, se asumen  tripulantes en la mar de sus sueños cuando van detrás de ella para conversar, y darle a su errancia un argumento. Entiendo que no hay fórmulas para escribir, sin embargo, dicen que sí cuando la opción de escribir, cargada de un propósito ideológico, se lanza como una flecha sobre el corazón de un tigre.

Ángela Hernández lleva tiempo guardando una llave cardinal, una llave puntual, que no se cosifica porque no tiene formas ni geometría alguna. Esa llave, de la cual recuerdo haber leído en uno de los cuentos de Horacio Quiroga, que un suicida  lanzó al vacío,  Ángela la recupera para salvar a las mujeres de su tiempo del suicidio emocional del olvido.

Esa llave solo tiene una inscripción que no se advierte con la mirada ni en lo inmediato, sino cuando se asume el desafío de derrumbar las diferencias. Esa llave lleva moldeada como si fueran las lenguas del fuego de los siglos la siguiente leyenda: “Concelebrar la vida es aprender que lo común es relativo; quien quiera tener memorias debe asumirse mujer, hacerse mujer, ser crisálida, no ser un sujeto de alabastro ni simuladores suicidas del poder; debe hilar, hilar alientos sin permitir que el murmullo de los dioses comunique meandros en los días primeros del mes. Quien quiera concelebrar la vida no puede vestirse sólo de color fresa-verde, tiene que echar raíces en un terreno fértil para romper el conjuro de las trivialidades y el inmediatismo; tiene que quebrar a la imaginación a la hora tercera del sueño cuando sólo los duendes giran sobre los anillos de la metáfora”.

La historia de esta llave me la contó el entrañable silencio, amigo eterno que acompaña a las escritoras de la diferencia  en sus exploraciones discursivas,  y al escribir sus propuestas textuales “obedientes” a la libertad de la creación.

Es por las alianzas secretas que las causalidades distintas, inmateriales, ajenas a la fuga del misterio traen que, intuyo el porqué  Ángela sabe que no se puede escribir como “muñecas” desde la marginalidad, porque aceptarlo es asumirnos como mujeres-rotas. Escribir lo sé, es para Ángela Hernández, dar riendas sueltas al inicio de un vuelo con los avisos de que la línea que vemos en el horizonte es la inocencia. Por lo cual, le pido decirnos: si escribir infringiendo el olvido es no ser ciega ante las angustias que trae la soledad… desnudarse, cantar, sobornar al tiempo y hacer urgente al presente

https://circulodepoesia.com/2023/01/poesia-contemporanea-en-espanol-angela-hernandez-nunez/ 


Poesía contemporánea en español: Ángela Hernández Núñez



En esta nueva entrega de Poesía contemporánea en español, presentamos a Ángela Hernández Nuñez (Buena Vista, República Dominicana, 1954). En 2016, fue distinguida con el Premio Nacional de Literatura, el máximo galardón de las letras dominicanas. Graduada con honores en Ingeniería Química. Narradora, poeta, apasionada de la fotografía y el cine. Cuentos y poemas suyos figuran en más de un centenar de antologías locales e internacionales. Textos de su autoría se han traducido al italiano, inglés, francés, islandés, bengalí, noruego y portugués. En 2004, logró el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña con el libro Alicornio. En 2011 fue galardonada con el Caonabo de Oro, otorgado por la Asociación de Periodistas y Escritores. Es miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua. Desde muy joven se ha destacado en la defensa de los derechos humanos y civiles, en especial, de las mujeres. Es gestora cultural y enseña escritura creativa.

 

 

 

 

 

 

 

LA MÚSICA DEL PENSAMIENTO

 

A Giordano Bruno y Bruno Schulz

 

Dónde paró ese hombre
tutelar de rebaños feroces

¿Qué perfume del verbo desencarnó su sino?

El Quijote más lúcido
El maldito más puro
Cabalgaba la vida
como ciertas ideas enloquecen de luz

El dolor de sus manos revivía el arroyo
Con su sable de dudas adelgazaba el arte
A diamante nocturno corroía su lágrima

Un instante de seda o lluviosa aventura
cernía sobre sus labios la memoria del mundo

Los senderos de pan se curvaban en voces
que sostenían el aire en picos afilados
por la muerte inaudita de las verdes bandadas

Proteicas sus uñas fondeaban horizontes
En los dardos del tiempo construían regresos
hacia estrellas ocultas en la infancia de todos

Él volcaba en las letras los zigzags de las almas
Y encubría en el hábito embriaguez
quemaduras
un violín de vigilias cifrador de lealtades

Habitaba un sextante en un acantilado
Con sus roncos silbidos
Con sus cónicas fases
Empujaba la dicha
Anillaba el ocaso
Crepitando albedrío
en el mar de la hoguera

Dónde regó ese hombre
certidumbres vividas

¿Qué canto le encerró en su propio infinito?

 

 

 

LA MEDUSA EN EL HIGO

 

Mar oscuro me sueña
transcurrimos en verbo
preguntando al instante de remota placenta
por aquellos que amaron a través de mi carne
por aquellas que ofrecen a través de su sangre
el fruto, los enlaces de los renacimientos
de las reencarnaciones
de lo nuevo y lo único en cada vida nueva
las consistentes formas de la invisible historia
en la que somos núcleo
el borde de los otros
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La cualidad de la nostalgia

Cuento de Ángela Hernández Núñez

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