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¿Quién es Ángela Hernández Núñez?

Premio Nacional de Literatura 2016. Nació en Buena Vista Jarabacoa, República Dominicana, 6 de mayo de 1954. Graduada con honores de Ingeniería Química. Narradora y poeta. Apasionada del cine y la fotografía. Textos de su autoría se han traducido al inglés, francés, italiano, islandés, bengalí y noruego. Se incluyen en importantes antologías. Es Premio Cole de novela corta, a la novela Mudanza de los Sentidos, 2001; dos veces premio nacional de cuento. Su libro Alicornio mereció el premio nacional de poesía.








ODA A LOS CIEN OÍDOS DE BEETHOVEN
Juan Sánchez Lamouth


Mencionaré tu nombre entre los canales acústicos
de las estalagmitas y las estalactitas
 hoy que las flores lloran por la gangrena física que mina a los espíritus;
son cien oídos los tuyos llenos de gorriones y luceros, cien oídos
repletos de los ruidos del yunque del dios cojo,
cien oídos tentados por los diablos que tocan los pianos del infierno,
 cien oídos mojados por los fuertes otoños que amarillean la tierra
cien oídos embriagados de los vinos azules del Rhin y del Danubio
cien oídos alegres entre la música de Jacob y las musas, cien oídos como un coro de armonium en la masa coral de las edades,
cien oídos litúrgicos escuchando el ¡Hosanna! entre la Catedral del Universo.
¡Oh monstruo mitológico que oye con cien oídos...!
Sólo los sordos piensan que tú eres sordo, sordo, sordo como los cementerios. Apóstol sempiterno del bosque donde moran los dioses ornitólogos
ese bosque fecundo con más aves que árboles,
ese bosque de notas con más nidos que hojas.
Desde la dirección del Músico Principal de los azules
florecieron tus predios de círculos armónicos
dulce trabajador de fusas y corcheas;
pastor de sinfonías entre los Nibelungos de los cielos.
Para tus sonatas aún quedan candelabros encendidos.
¡Aleluya Beethoven para tus cien oídos...!
Cien oídos olímpicos, hechos de hostias góticas, cien oídos secretos como tienen los aires,
cien oídos de hojas como si fuera un árbol,
cien oídos de peces como si fueran un río,
cien oídos de ángeles como las catedrales.
Hombre-dios, hombre-sol, hombre-pirámide;
que multiplicas el río y no los peces, el campo de los trigos y no los panes.
Mirando hacia ese bosque azul de las Fénixes.
 ¡Escuchemos! Serán las hojas verdes que te rezan
o un Oratorio de Haendel desenterrado que te nombra.
¡Escuchemos! Suenan las piquetas en las tierras muertas,
en la primavera vibran los insectos, se oyen los conciertos,
se oyen los misterios, suenan las campanas por los cementerios,
suenan las gargantas de los bosques secos
en tanto en los tiempos, los hombres profanos que en ti no creyeron
siguen en las aras de los viejos templos
matando el becerro de todas sus culpas,
encendiendo piras de sus locas ansias,
quemando las mirras de sus sufrimientos;
y tú que todo lo sabes, que todo lo miras,
que todo lo sientes con esos cien oídos
en donde se concentran los bellos elementos;
cien oídos como cien gladiadores en las arenas de las libertades,
cien oídos obreros sudados de universo,
cien oídos, con cien Cristos clavados en tu alma,
cien oídos mojados por cien trombas marinas,
cien oídos tocados por cien violines hechos de las maderas
de los bosques de Diana, cien oídos los tuyos, cien alaridos matemos,
cien paraísos terrestres,
cien signos enigmáticos,
cien meridianos de rosas y palomas entre la tierra y los cielos
sin embargo muchos piensan que tú eres sordo como un bosque de mármol
y que en tus cien oídos duermen cien cementerios

Tomado del portal Cielonaranja



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La cualidad de la nostalgia

Cuento de Ángela Hernández Núñez

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angelahn@gmail.com, Santo Domingo, República Dominicana