Ángela Hernández Núñez, foto tomada por Cristabel Sosa |
AGRADECIMIENTOS
Gracias a Dios, forma que prefiguran el Amor, la
Verdad y la Justicia en mi limitada percepción.
Gracias, Jeannette Miller, por una presentación que me
deja sin palabras, y por tu amistad y apoyo constante
Gracias a José Alcántara.
Expreso mi gratitud hacia a la Fundación Corripio y al
Ministerio de Cultura, auspiciadores de este premio, así como a los jurados que
me ha distinguido con el mismo y a las instituciones que representan.
Gracias al tesoro de mi alma: Carolina, Aurora,
Giordano y Cristabel, ampliado con José Pablo, Irene y Amanda. Ellos han sido
mis tiernos y comprensivos aliados, testigos de mi escritura. Gracias a toda la
familia presente en este acto. Así como a Yrene Núñez y Eloy Hernández, que
pese a su lejana partida permanecen íntimos.
Gracias a todos ustedes, amigas y amigos presentes, y
a las numerosísimas personas cuyos mensajes de felicitación me han colmado de
placenteros momentos desde el día 26 de enero.
Gracias a las editoriales que han publicado mis libros:
Editorial Cole, Letra Gráfica, Siruela, Alfaguara, editorial Perosini, Banco
Central, Editora Nacional, Santuario. Y, por igual, a las personas que han dedicado
tiempo a estudiar mi obra.
En justicia, hoy aprovecho para enunciar mi gratitud a
las trabajadoras domésticas, sin cuyo apoyo y labor no sé cómo me las hubiera
arreglado. Gracias Yanet Santana.
Van mis gracias, asimismo, a todas aquellas personas que desde mi infancia me facilitaron
libros. Un día las nombraré una por una.
Gracias a mis hermanas y hermanos: a: Lourdes, por su
infinita solidaridad y amor constante. A Pastora, cómplice celebrante de la
poesía y el idealismo del espíritu. A Gloria, quien me obsequió mi primera
maquinilla de escribir y en cuyo hogar devoré todos los libros de la Biblia,
historias fantásticas para mi imaginación infantil. A Paul, quien además de
hermano y desde la infancia, ha sido el fiel amigo de sus hermanas. A Miguel,
Nidia, Fausto y Lucas. Todos han alimentado mi imaginación con sus historias y
vivencias. Gracias a José Mieses.
Gracias a la perseverante y renovadora comunidad
cultural dominicana.
Al puñado de amigas y amigos cuyo brillo intelectual
me ha fascinado, pero más aún su grandeza de alma, su nobleza de espíritu. Cómo
no estarles agradecida.
Gracias a quienes he amado “hasta morir”. La más
potente inspiración de mi poesía.
Gracias amigas y amigos que con sus sueños de justicia
y equidad para la mujer, la juventud y todo el pueblo dominicano han despertado
la conciencia de más de una generación. Gracias por ser muchas veces la punta
de lanza que abre caminos.
Gracias a todas las personas que con sus faenas
diarias sostienen la fe y la confianza indispensables para cimentar un
optimismo edificador.
Al sitio donde nací (Buena Vista-Jarabacoa) le declaro
mi amor a través de mi obra.