LA ALHAMBRA, GRANADA.
Unas miradas, un silencio, otra naturaleza del silencio, tras el cual tal vez puedas, como lo hice yo, escuchar suspiros desde las más profundo regiones del alma de hombres y mujeres. Un fondo donde se entretejen amor, contienda, cautiverio, asentamiento, destierro, engaño, verdad, melancolía, exaltación, oscuridad, danza, luz, agua fluyente... En innumerables líneas y en cientos de versos ha quedado grabado este pálpito. "Solo Dios es vencedor", reza uno de ellos.
El respeto, la reverencia, la meditación, el anhelo insuperable del amor, la sed de Dios, la sed de vínculo, el extravío, las muchas apariencias de la rebeldía y la pasión, el sentido más recóndito del arte... Cuando se ve todo esto en un logro de una cultura específica, está uno ante una lección sobre la pluralidad y la comunión que cruzan todas las culturas que definen el perfil de la humanidad.